No hay que negar que el gobierno plurinacional indigenista ha sabido vender bien el mito "de lo indígena".
Redundante es recordar la vorágine de las celebraciones de carácter originario, que en realidad son más de carácter original. Siguiendo la lógica de la parafernalia oficialista, el Estado plurinacional ha dispuesto un millón de dólares (siete millones de bolivianos), en la celebración del Solsticio de Verano.
El ideólogo de tan magno acto es nuestro racista Canciller, David Choquehuanca, famoso por sus recetas contra la infertilidad, conocedor de las pasiones bajas de las piedras y otras curiosas anécdotas propias de una mente mas fantasiosa que intelectual acorde al cargo que desempeña.
El escenario de la nueva perfomance no puede ser otro que el altiplano boliviano, siendo el lugar elegido el lago Titicaca. Almuerzo con el presidente, una barca de totora llamada curiosamente Tunupa, ritos de quemas y challas, bailes y discuros estériles sobre el cambio del modelo del mundo, serán los puntos de la agenda a desarrollarse dentro de unas horas.
Mientras tanto hagamos un olvido de toda la corrupción del caso Ostreicher y sus implicaciones que amenazan a las más altas esferas del gobierno.
Repitiendo mil veces una mentira no solamente se crea una verdad, también se da origen a un mito.
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